jueves, 23 de julio de 2009

Reempezar


Tampoco es para tanto. Al fin y al cabo a todo el mundo le pasa. Empieza uno algo y luego el tiempo, las obligaciones, la desgana, que se yo... tantas cosas; hacen que lo iniciado se quede en eso, en simple inicio. Algo así le ocurrió a este blog.

Pero desde hace unos días me dio por abrirlo y releer lo escrito y, la verdad, no me pareció tan malo. Bien es verdad que estoy de vacaciones y eso siempre da para recapitular sobre algunas cosas, así que es posible que cuando las responsabilidades vuelvan a apretar “mi paredro” retorne a la oscuridad y al silencio.

También he pensado que como, a día de hoy, colaboro en algunos otros sitios; este espacio debería quedar reservado para recoger los aspectos más personales del acontecer, el pensamiento y las emociones del diario. En ese sentido mi paredro, ese extraño ser creado por el maestro Julio Cortázar como expresión de ese otro yo latente en cada uno de nosotros, pasaría a ser el alter ego de el yo íntimo y cotidiano, algo así como un alma menor, humilde y un poco tímida que ocupa un rinconcito aparte dentro de la “confederación de almas” de la que hablaba Tabucchi en Sostiene Pereira, pero que también necesita de un espacio sencillo en el que dejar oír su tenue voz.

En fin, que no prometo regularidad, ni transcendencia; tampoco objetividad, ni rigor. Más bien el escribir a vuelapluma, con simplicidad y grandes dosis de honestidad. A quien se encontrare este espacio en su camino por la red, sólo advertirle de que ya sabe a lo que se arriesga.

Un saludo.

1 comentario:

Lud dijo...

Oh.. gracias. Releyendo después de muchos años, no podía entender quién era el "paredro" de Cortázar. Ahora entiendo: es la voz de lo único Verdadero que hay en uno.